Aquellas mujeres que han derribado el techo de cristal priorizando el autocuidado y reconociendo su valĆa, las que han escapado de la construcciĆ³n social de ālo que debes serā. Feliz dĆa tambiĆ©n a las que no, a las que se encuentran en el proceso, las que estĆ”n empezando a gestionarlo y las que no pueden porque no sea su momento.
El SĆndrome del Impostor, ĀæGrita en nombre de un hermanamiento entre mujeres o hace una oda en nombre de la salud mental? Tal vez sea una combinaciĆ³n de ambas. Tal vez, no haya diferencia. Pero es un problema real para con nosotras.
Hoy quiero coronar a esas mujeres en las que siempre puedes parar a descansar tus cargas porque ellas las comparten o simplemente las entienden, tambiĆ©n a las que no. Recompensar la fortaleza con la que afrontan la pesada decisiĆ³n de bajar de la alta torre, en donde en cada piso se encuentran con heridas mĆ”s o menos profundas, prototipos de personas que duelen con sus pisadas, comparaciones y referentes, los cuales no te facilitan salir de ese edificio. TambiĆ©n abrazar a las que no.
Salir de ese castillo, es volver a nacer, romper con todas las creencias y con una parte de tu pasado. OjalĆ” hayas continuado descendiendo las escaleras, desafiando las expectativas impuestas. Y tras ese duro camino, hayas conseguido bajar, abierto la puertaā¦y salir. Y si no lo has logrado, estĆ” bien tambiĆ©n
Cada vez que veo a una compaƱera comenzar o terminar esa lucha, no me cabe el corazĆ³n en el pecho de la admiraciĆ³n. Sin embargo, siempre sabes que maƱana otra mujer te contarĆ” lo poco que vale sesgada por las figuras que habitan en el castillo de la desigualdad. Mi corazĆ³n hoy estĆ” con todas ellas.
En un momento donde vivir, parece ser un tĆŗnel muy largo, espero que todas hoy saquemos un rato para validarnos, Gracias, por siempre comprender y abrazar. TODAS sois admirables.
2 de cada 3 mujeres, sufren el sĆndrome del impostor, aunque los hombres tambiĆ©n cargan con ello, sus antepasados son los que les han pasado ese peso en sus hombros y eso no es un tema para hoy. OjalĆ” en unos aƱos, sea un recuerdo.
El SĆndrome del Impostor, ĀæGrita en nombre de un hermanamiento entre mujeres o hace una oda en nombre de la salud mental? Tal vez sea una combinaciĆ³n de ambas. Tal vez, no haya diferencia. Pero es un problema real para con nosotras.
Hoy quiero coronar a esas mujeres en las que siempre puedes parar a descansar tus cargas porque ellas las comparten o simplemente las entienden, tambiĆ©n a las que no. Recompensar la fortaleza con la que afrontan la pesada decisiĆ³n de bajar de la alta torre, en donde en cada piso se encuentran con heridas mĆ”s o menos profundas, prototipos de personas que duelen con sus pisadas, comparaciones y referentes, los cuales no te facilitan salir de ese edificio. TambiĆ©n abrazar a las que no.
Salir de ese castillo, es volver a nacer, romper con todas las creencias y con una parte de tu pasado. OjalĆ” hayas continuado descendiendo las escaleras, desafiando las expectativas impuestas. Y tras ese duro camino, hayas conseguido bajar, abierto la puertaā¦y salir. Y si no lo has logrado, estĆ” bien tambiĆ©n
Cada vez que veo a una compaƱera comenzar o terminar esa lucha, no me cabe el corazĆ³n en el pecho de la admiraciĆ³n. Sin embargo, siempre sabes que maƱana otra mujer te contarĆ” lo poco que vale sesgada por las figuras que habitan en el castillo de la desigualdad. Mi corazĆ³n hoy estĆ” con todas ellas.
En un momento donde vivir, parece ser un tĆŗnel muy largo, espero que todas hoy saquemos un rato para validarnos, Gracias, por siempre comprender y abrazar. TODAS sois admirables.
2 de cada 3 mujeres, sufren el sĆndrome del impostor, aunque los hombres tambiĆ©n cargan con ello, sus antepasados son los que les han pasado ese peso en sus hombros y eso no es un tema para hoy. OjalĆ” en unos aƱos, sea un recuerdo.